martes, 6 de marzo de 2012

LA CRUZ DEL CUARTO.

Cada verano al terminar los colegios, levantavamos la casa de la ciudad para trasladarnos al pueblo,
donde pasaríamos casi tres meses hasta el comienzo del siguiente curso.
Mi padre nunca se tomaba vacaciones, venia los fines de semana y algún día mas de vez en cuando.
Los hermanos y primos, que formavamos una gran pandilla, todos los días hacíamos excursiones por el campo, al bancal del moral, a comer moras...A la fuente de la higuera a por higos, al rió a bañarnos o al cortijo "La Venta", que era de mi padre, donde los caseros, ademas de darnos pan con chorizo casero, nos contaban las historias de "fantasmas" del lugar...
Una tarde, ya un poco adormecido el sol, la casera, Dolores, se puso a contarnos la historia de "La cruz del
cuarto", sitio por el que teníamos que pasar necesariamente para volver al pueblo...
Todos nos prendimos de su historia al momento, mirando al sol que se perdía en el horizonte por momentos,
sabiendo que teníamos que regresar con mas de veinte minutos de camino, solitario, pedregoso...y con esa cruz de piedra en el cruce de caminos...
Nos contó que en el año 39, una vez terminada la guerra, cuando las tropas vencedoras arrasaban todos los pueblos, encarcelando y fusilando a muchos disidentes rebeldes...una mujer con su hija de 16 años, a la que habían cogido al marido que estaba huido en el campo, salió huyendo bien entrada la noche, hacia los cortijos que bajaban hasta el río, y al pasar por la cruz del cuarto, zona totalmente oscura y tenebrosa, le dieron el alto tres militares escopeta al hombro. Del susto y el pánico saltaron a la maleza  del camino, donde la madre
murió en el acto al primer disparo, quedando la hija mal herida, sangrando y violada, por los tres salvajes, abandonada a su suerte...Cuentan que estuvo toda la noche oyéndose un lamento cada vez mas débil...
hasta que al amanecer el sonido del silencio se adueñó de la mañana lluviosa...
Dicen que hubo un alma caritativa, que allí mismo enterró sus cuerpos, poniendo esa cruz de piedra.
Y que desde entonces los que se atreven a pasar de noche por allí, ven relámpagos de luz y oyen lamentos que erizan el bello....
Cuando dolores había terminado su relato, que nos tenia a todos tensos, ya había anochecido...
Nos pusimos de pié rápidamente y emprendimos el camino al pueblo casi corriendo, menos algunos de los mas pequeños, entre los que me encontraba yo, que no podíamos dar sus grandes zancadas...por lo que nos fuimos quedando atrás...solamente cinco de los mas pequeños, llegando a la cruz del cuarto que ya era noche cerrada...Al pasar junto a la cruz alguien se enganchó con una liana del suelo...o el miedo que tenia le hizo caer...y dando un grito desgarrador abrazados los cinco nos quedamos paralizados por el miedo, mucho rato, no sabría decir si minutos u horas, hasta que paso un hombre con un mulo y nos llevó hasta el pueblo...
Todos con mechones blancos en el pelo....

4 comentarios:

  1. Nuestros caminos estan jalonados de cruces como esta, y de todas ellas se cuentan historias terroríficas. No se si realmente te ocurrió a ti, pero si es así, me imagino el miedo que pasastéis.

    Besos

    ResponderEliminar
  2. Todo es cierto, algo novelado, claro, para darle un poco de interés
    a las aberraciones que se cometieron...
    Ni era tan denoche...ni nos salió un mechón blanco...ni nos quedamos abrazados allí un rato...nos caímos y corrimos como gamos....
    Algo de emoción al relato para pasar la tarde...
    Un abrazo, José Manuel.

    ResponderEliminar
  3. Qué bonito relato, la crueldad una vez más al acecho de los caminos. Besos.

    ResponderEliminar
  4. Si nos acordáramos mas de lo horrible que es una guerra, y fomentáramos el amor y no el odio, no volverían a ocurrir estas cosas.
    UN beso para ti.

    ResponderEliminar